Encontrar el equilibrio entre proteger a nuestras hijas e hijos y permitirles tomar decisiones y actuar de forma autónoma, es una tarea complicada.
Los padres y madres helicóptero son los que tienden a sobrevolar por la vida de sus hijos e hijas, advirtiéndoles de los posibles peligros, evitando que comentan ciertos errores y subsanando sus meteduras pata. Para que maduren y adquieran destrezas es importante darles la oportunidad de aprender y de cometer errores sin sentirse culpables por ello.
La autonomía puede y debe trabajarse desde una edad temprana ya que en este momento de su vida es donde tienen mayor interés por hacer las cosas. Debemos acompañarles y ayudarles a mejorar su autoestima, capacitarles para desarrollar habilidades para la vida, teniendo siempre en cuenta el momento evolutivo en que se encuentran.
Como todo proceso de aprendizaje debemos empezar con cosas sencillas, decirles que esperamos que hagan, asegurarnos que lo han entendido, acompañarles, guiarles en la práctica y poco a poco ir permitiendo que lo hagan de manera autónoma.
Establecer rutinas es fundamental para trabajar la autonomía, lavarse las manos, vestirse o comer sin ayuda, pueden ser los primeros pasos en el desarrollo de esta.
Y para que esto se cumpla, les debemos transmitir que confiamos en que lo puede hacer, y que si no sale a la primera no pasa nada, con la práctica lo logrará.
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