Érase un niño a una pantalla táctil pegado. No se trata del comienzo de un cuento infantil si no de un auténtico relato de terror para adultos. Y es que es de lo más frecuente ver a niños y niñas, cada vez de más corta edad, convertidos en auténticos zombis que deambulan por la calle junto a sus resignados padres sin dejar de mirar la pantalla de un móvil, consola y, últimamente, las cada vez más populares tabletas.
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