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Después de un verano repleto de actividades, sin horarios, disfrutando del buen tiempo y de estar en familia, regresamos a la rutina. Comienzan las clases, el trabajo y tenemos que volver a nuestro día a día. Al principio nos puede dar un poco de pereza, pero también tiene su lado bueno: Volvemos a ver a nuestras amistades y retomamos una vida más organizada...
La familia tiene que hacer un pequeño esfuerzo para que las aguas vuelvan a su cauce. Comenzar a tener unos horarios de sueño más ajustados, preparar los materiales, la ropa, los libros para el nuevo curso, establecer nuevos horarios de comidas. En definitiva, tenemos que aprovechar esta semana para adaptarnos a la vuelta a la normalidad.
Es una buena idea que colaboren preparando la mochila, forrar los libros, ir a comprar el material que les hace falta. Asegúrate que la ropa y el calzado les resulten cómodos y que la mochila sea ligera.
Haz que vuelvan a la rutina unas pocas noches antes de que comience el colegio. No dejes que trasnochen. Quedarse levantados hasta tarde sólo hará que les cueste más trabajo levantarse por la mañana.
Hablar de lo bien que lo van a pasar con sus amistades y recordar las actividades gratificantes que hicieron el curso pasado puede tranquilizarles y hacer que se sientan mejor.
Que terminen las vacaciones no quiere decir que tengamos que olvidarnos por completo de las actividades que hemos realizado este verano. Anímale a que haga alguna actividad física al finalizar la tarde. En lugar de ver la televisión o de jugar con el ordenador, ir a dar un paseo en bicicleta por el parque, jugar a las raquetas, patinar o jugar a la pelota.
! Feliz vuelta !
! Feliz vuelta !
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