“Perpetuamente, victoria y fracaso son como hermano y hermana”. E. Yevtuchenko.
La
frustración es el estado emocional que suele surgir cuando un obstáculo
interfiere en nuestro camino en busca de un objetivo. El objetivo es algo que necesitamos, deseamos o esperamos:
un trabajo, un proyecto importante, una expectativa respecto a una
persona, algo que nos ilusiona. El obstáculo es similar a una especie
de muro que bloquea la ruta por la cual hemos decidido caminar. Cuando
esto sucede, podemos sentir desconcierto o desorientación y preguntarnos por qué ha aparecido el obstáculo y quién es su responsable. A veces, nos enfadamos, sentimos ira o despecho, damos golpes contra el muro, nos rebelamos, protestamos, nos impacientamos e intentamos eliminar el obstáculo. Si a pesar de todo ello no lo conseguimos, sentimos impotencia
y pensamos que la situación es injusta, que aquello no tiene sentido;
nos decimos que hemos tenido mala suerte o que los demás son malos y,
al mismo tiempo, nos irritamos más y más. Si el que ha puesto el
obstáculo es otra persona o si el obstáculo es la propia persona, la
maldecimos, la insultamos o la agredimos. A pesar de que podamos
desplegar todo este catálogo de conductas, sucede que muy a menudo el
obstáculo continua estando allí, presente, taponando nuestro camino
hacia el objeto deseado. Entonces es cuando nos podemos preguntar:
¿Podemos mejorar nuestra conducta ante la frustración?.
Si os interesa seguir leyendo el articulo aqui os dejamos el enlace:
https://drive.google.com/open?id=0B_rcnsdImbpGRnZiaW5VLVFobVk
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