Queremos ir calentando motores para celebrar por todo lo alto el Día Internacional de las Mujeres. Desde el EISE hemos decidido este año centrarnos en la labor de María Montessori. Esta italiana fue la primera mujer médico de su país. Estudiosa incansable fue nominada tres veces para recibir el Premio Nobel.
Pero sin duda cuando escuchamos Montessori nos viene a la cabeza su método educativo. Su práctica médica y sus estudios la llevaron a determinar que cada menor tiene una forma personal de aprender. Su método se basa en dejar que las capacidades de niñas y niños afloren, y en favorecer un entorno estimulante que les ofrezca la posibilidad de aprender. María creía que había que dejar a los y las menores probar, decidir, equivocarse y volver a probar. Dejándoles manipular e interaccionar con el entorno y aprender de los errores comprenden mejor los conceptos y adquieren aprendizajes significativos.
Las personas adultas deberán guiarles por el entorno de una manera afectiva, ayudándoles a sacar todo el potencial que tienen.
Sin duda compartimos con ella muchas creencias, pensamos que todas las personas tenemos capacidades, que la forma de aprender no tiene por que ser igual para todas, que manipular, observar, probar ... ayuda a aprender, que el error no es malo ya que nos ayuda a redirigir nuestro camino, que tener un entorno estimulante influye en nuestro aprendizaje, y que las personas adultas que guían en el proceso de aprender deben ser afectuosos, motivantes, reforzantes...
Desde aquí nuestro Premio Nobel para ella.
Pero sin duda cuando escuchamos Montessori nos viene a la cabeza su método educativo. Su práctica médica y sus estudios la llevaron a determinar que cada menor tiene una forma personal de aprender. Su método se basa en dejar que las capacidades de niñas y niños afloren, y en favorecer un entorno estimulante que les ofrezca la posibilidad de aprender. María creía que había que dejar a los y las menores probar, decidir, equivocarse y volver a probar. Dejándoles manipular e interaccionar con el entorno y aprender de los errores comprenden mejor los conceptos y adquieren aprendizajes significativos.
Las personas adultas deberán guiarles por el entorno de una manera afectiva, ayudándoles a sacar todo el potencial que tienen.
Sin duda compartimos con ella muchas creencias, pensamos que todas las personas tenemos capacidades, que la forma de aprender no tiene por que ser igual para todas, que manipular, observar, probar ... ayuda a aprender, que el error no es malo ya que nos ayuda a redirigir nuestro camino, que tener un entorno estimulante influye en nuestro aprendizaje, y que las personas adultas que guían en el proceso de aprender deben ser afectuosos, motivantes, reforzantes...
Desde aquí nuestro Premio Nobel para ella.
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