No podemos pensar que las niñas y niños pequeños son capaces de tomar decisiones. Nuestros hijos e hijas nacen sin saber que está bien o que está mal, como deben actuar en cada situación. Somos nosotros sus progenitores, los que nos debemos encargar de que aprendan esta lección tan importante para poder vivir en sociedad. Para ello vamos a establecer normas y límites que orienten sus comportamientos.
Las normas son las reglas que guían a nuestros hijos e hijas y les ayudan a decidir que comportamientos son adecuados. A través de ellas, les transmitimos nuestros valores, como entendemos la vida. Un sistema de normas estable, consensuado por las figuras de referencia y claro, les ayuda a controlar sus comportamientos y a ser responsables de sus acciones. Ajustarán su comportamiento en función de las respuestas que reciban o de las consecuencias que tengan sus actos y de esta manera se sentirán más seguridad.
Los límites son las restricciones que ponemos las personas adultas. Son imprescindibles para su desarrollo y evolución, ya que les aportan seguridad y protección.
Una infancia que no tiene normas y límites está perdida, no siente que sus progenitores la protegen, no sabe que es lo que está bien o mal y esto la hace insegura.
Nuestra labor será implantar normas y límites consensuados, supervisar su cumplimiento y reforzar los logros de nuestros hijos e hijas.
Cuando les decimos ‘no’ en algunas situaciones, les estamos provocando pequeñas decepciones, para que poco a poco puedan renunciar a ciertos deseos o sepan aceptar los fallos y las frustraciones que se van a encontrar en la vida cotidiana. Así aprenderán a encajarlas, podrán reaccionar ante ellas y su autoestima no se verá afectada de forma negativa.
Cuando nuestras hijas e hijos vayan haciéndose mayores, podrán participar de las modificaciones que se deben ir dando en las normas y límites familiares. Está etapa de negociación les ayuda a considerarse parte activa de la dinámica familiar, les hace ser más responsables en el cumplimiento de las mismas, y se elabora el porque de hacer las cosas de una manera determinada, encuentran el sentido de las mismas.
A la hora de establecer normas y límites debemos seguir unas pautas:
Debemos ser claros y más concretos: “Pórtate bien” o “Recoge tu habitación”, son órdenes ambiguas que para cada uno tiene un significado diferente. Debemos marcar las normas de forma más concreta y precisa, “La ropa sucia se pone en este cesto”, “Los juguetes se recogen en el armario”, “En la biblioteca se habla bajito”...
Establecer las normas en positivo: Centrarnos en lo que deben hacer. “Habla bajo”, en vez de “no chilles”,”puedes jugar fuera a la pelota”, en lugar de “no juegues a al pelota dentro de casa”. Ofrecerles alternativas les ayuda a poder decidirse por conductas aceptables.
Ser coherentes: Los progenitores o aquellas personas que se vayan a encargar de la educación de los niños y niñas (Abuelos, cuidadores...), deben compartir criterios y mantenerlos en el tiempo.
Explicar el porqué de las normas: Se obedece más, cuando se comprende la razón. Si nuestro hijo e hija entienden los motivos de esa regla, se sentirán más animados a cumplirla. “No le tires del pelo a tu amigo, le puedes hacer mucho daño”.
Ser firmes: Mantener los límites de una forma firme y segura. Si modificamos los límites a diario, no se instauraran. Si no estamos seguros de hasta donde vamos a dejar hacer, es más difícil nuestra tarea.
Dar opciones: Es importante dar la posibilidad de elegir y tomar decisiones, ya que les estaremos enseñando a ser más autónomos y a la vez eliminaremos sus resistencias a realizar la tarea que le encomendamos. Si es la hora de salir a la calle y hace frío, se le puede decir que elija la prenda de abrigo que prefiera , de esta manera no le das la opción de salir sin ella.
Desaprobar la conducta, no a tu hijo o hija: Si le decimos que es “desobediente, vago...”, no tiene opción de cambiar. Pero si corregimos su conducta, la puede modificar.”Tienes que hacer los deberes”, “debes recoger la ropa sucia y llevarla a la lavadora...”.
Controlar las emociones: Es muy importante mantener la calma antes de reaccionar. Detenerse, escuchar, mirar y pensar antes de actuar, os ayudará a ver los problemas y situaciones de una forma mas justa. Si ponemos un castigo estando enfadados, seguramente seremos injustos, y quizás cuando se nos pase el enfado lo veamos desde otra perspectiva.
Las normas deben cumplir unos requisitos:
Deben tener los límites definidos: aclarar la extensión de lo que está permitido “puedes ver la televisión una hora o solo en fin de semana...”.
Establecer consecuencias positivas: serían las ventajas que se obtienen al cumplir la normas. “Si haces los deberes podrás bajar a jugar al parque”
Marcar consecuencias negativas: estas pueden ser reparadoras o compensar el incumplimiento de la norma “Como tu hermana ha tenido que poner la mesa por ti, ahora deberás hacer su turno dos veces” o perder un privilegio por el daño producido al no cumplir la norma. “Como no has realizado los deberes, te quedas sin bajar a jugar a la calle con tus amigas...”
Las consecuencias deben ser expuestas al mismo tiempo que las normas y los límites ya que de esta forma si decides no cumplir la norma, estás decidiendo tener la consecuencia marcada con anterioridad.
Una de las mejores formas de corregir un comportamiento es dejar que sufran las consecuencias de sus actos.
Las consecuencias de las conductas son fundamentales para que aprendan autocontrol y tolerancia a la frustración. Además a través de ellas se van a lograr que aumente o disminuyan ciertos comportamientos.
Las consecuencias deber estar adaptadas a la edad del menor, ser congruentes y proporcionadas, es decir, que tengan que ver con las circunstancias, magnitud, frecuencia y trascendencia del comportamiento. Deben tener algún significado o valor para el niño o la niña, y se aplicarán lo antes posible, explicando el porque, ya que deben servir para enseñarles .
Ejemplos:
Si aprenden a mantener el orden en su habitación: La consecuencia puede ser que pueda recibir visita de un familiar o amistades a dormir.
Si no prepara la ropa de gimnasia: La consecuencia será que no podrá realizar la actividad y tendrá que hacer lo que su profesor de gimnasia considere oportuno.
Si pinta la mesa : la consecuencia debe ser que la limpie, no mandarle a su habitación sin limpiarlo.
Si regresa media hora tarde, la consecuencia podría ser recortar el horario de llegada el próximo día
Si regresa media hora tarde, la consecuencia podría ser recortar el horario de llegada el próximo día
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