La campaña del 8 de marzo reclama un mejor futuro para las niñas, libre de la presión sobre sus cuerpos y su aspecto físico.
Ante el exigente canon de belleza y la hipersexualización de las mujeres, las niñas protagonistas de la campaña preguntan a la sociedad: ¿En serio? ¿Es esto lo que queréis para nosotras?
Esta presión social no es nueva, pero su efecto se han intensificado con el uso masivo de las redes sociales y a través de la cada vez mayor explotación mediática de los cuerpos de las mujeres.
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