martes, 5 de febrero de 2019

Nos divorciamos...


"Se nos rompió el amor de tanto usarlo", cuando una familia se enfrenta a una separación, sufre un momento de crisis en su ciclo vital que debe resolver. El dolor de la ruptura afecta a todos los miembros y si lo encaran bien los daños colaterales se minimizarán.

Separarse es una decisión difícil para las personas adultas, que ven truncados sus planes de vida en común. Cuando hay menores, se deja de ser pareja, pero nunca se deja de ser progenitores. Por lo que irremediablemente tienen que ponerse de acuerdo en como van a seguir ejerciendo ese rol. 

Por otro lado, para sus hijas e hijos es un cambio de vida y de forma de familia a la que tienen que adaptarse. No se les debe hacer sentir que tienen que tomar partido. Nunca dejarán de ser hijos e hijas de los dos y no se les puede meter en el conflicto. Sin embargo, si que hay que hablar para explicarles de acuerdo a su edad, lo que sucede y los cambios a los que se van enfrentar en su vida diaria. Se les debe escuchar y aliviar sus preocupaciones, es clave que sepan que la separación no es por su culpa. 

Mantener la estabilidad y las rutinas diarias y semanales, les ayudará a seguir adelante de la forma más familiar y estable posible. También es vital mantener una disciplina coherente, estableciendo por anticipado normas y límites que  han de cumplir con los dos progenitores.

Y la regla más importante es no involucrarles en el conflicto, evitar discutir con la expareja o hablar de forma negativa sobre ella en su presencia, ni convertirles en espías o mensajeros.

El pedagogo  Jesús Jarque García nos da las siguientes pautas:

folleto-pautas-padres-separados

No hay comentarios:

Publicar un comentario